El armadillo avanzaba con paso cansado, llevar su casa a cuestas era una tarea en extremo agotadora. Resoplaba a cada paso, y de vez en cuando sacudía la cabeza para dejar caer las recurrentes gotas de sudor que se amontonaban en su cara.
El coyote lo observó pasar y sintió un poco de pena al mirar su expresión fatigada y agobiada. Decidió caminar a su lado y explicarle cuán equivocado estaba. Finalmente se emparejó con el cansino paso del armadillo y dijo:
–No deberías llevar tu casa a todos lados. Cuando sales al campo debes dejar todo atrás, especialmente tu hogar.
Después de dedicarle una mirada comprensiva, el armadillo respondió sin dejar de caminar:
–La gran ventaja de cargar siempre con mi casa, es que sin importar donde me encuentre, allá donde vaya, siempre estará mi hogar. Y eso, mi peludo amigo, jamás lo cambiaría por nada.
Original de J.D. Abrego "Viento del Sur"
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