Una tortuga pensó
que sería buena idea fingirse una roca en medio del lago. Imaginó que así sería
más fácil atrapar a los peces que pasaran cerca de ella. Estaba segura de que
no había forma más fácil de obtener un delicioso bocado.
Algunas veces la
estrategia funcionó, y devoró a peces distraídos que ingenuamente la tomaron
por una piedra.
Pero pronto se
acostumbró a dejar de moverse. Sus patas se sintieron más cómodas inmóviles y
sin darse cuenta decidió que sería mejor no gastar energía en abrir la boca
otra vez.
Pasó demasiado
tiempo fingiendo ser una roca, y al final, terminó convirtiéndose en una.
Original de J.D. Abrego "Viento del Sur"
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