Ir al contenido principal

Kamikaze

El único momento memorable en una arena de toros se da cuando el bovino ha sido "indultado", pues con ese logro el supuesto "animal" le da una valiosa lección a los humanos. La mal llamada "bestia" ha triunfado y ha demostrado ser más noble y valiente de lo que ellos jamás podrán ser... Los dejo con la historia real de un toro que logró evadir la muerte.
--------------------------------------------------------------


Despierto de un profundo sueño. Un griterío incesante me taladra los oídos. Parece que hay una fiesta allá afuera.
Siento una caricia en el lomo. Me piden que espere.

 ¿Esperar? ¿A qué o a quién?

Más caricias. Me desespero. No pienso aguardar más. Voy a ver que hay más allá, donde la luz hace que la arena hierva…

¡Allá voy!

De un salto libro la cerca. Respiro fuerte y arrastro las patas en la arena para hacer notar mi llegada. Eso asusta a los caballos, eso asusta a los humanos… dos jinetes salen a mi encuentro, tratan de atacarme con curiosas varas emplumadas.

Ingenuos.

¿Qué pueden hacer las plumas frente a los sables de un samurái?
Embisto con furia para que sepan que no estoy jugando. Uno de ellos alcanza a huir, pero el otro no corre con tanta suerte. Cae del caballo y se revuelve en el suelo completamente aterrado.
Le pego una cornada para darle un aviso al siguiente rival: ¡Esto no te será fácil, matador!  La gente que gritaba hace unos momentos en las gradas permanece extrañamente callada. Creo que lo he logrado, conseguí callar su clamor. Pero de pronto, el griterío vuelve.

El campeón en traje de lentejuelas hace su aparición. Su manta roja se agita provocándome. Me arrojo hacia el con todas mis fuerzas.

Un círculo perfecto se forma cuando su brazo se alza para evitar mi ataque. Freno en seco y ataco de nuevo. Una vez, y otra, y otra más. Continuamente obligo al matador a cambiar de mano para evitar mis embistes.

 Está sudando. Sus ojos desorbitados me miran con miedo y emoción a la vez.
Creo que este “Niño” jamás había enfrentado a un samurái…
Miro alrededor. Pañuelos blancos ondean en lo alto.
Mi rival hace un gesto y alza su espada. Mira a la izquierda para buscar inspiración, y solo encuentra un pañuelo color naranja.

Sonríe. La gente lo llama “paisano”… No entiendo que pasa.

El matador clava la espada en el suelo, me mira a los ojos y dice:
—Felicidades Samurái, has sido indultado…—

Original de J.D. Abrego "Viento del Sur"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trempulcahue

  Me llaman. Puedo escucharlas con claridad. Sus voces buscan refugio en mis oídos y hacen eco en mi corazón. Y quiero ir, en verdad lo deseo. Pero aquí se niegan a soltarme.  Me abrazan, lloran, se lamentan… Y piden que me quede, que no los abandone, pero yo ya no pertenezco aquí. Es hora; me esperan allá. El cielo se tiñe de naranja, amarillo y púrpura. El viento mece mis cabellos, y un sonido, estremecedor, hace temblar mis manos y pies. Es su llamado. El de los peces colosales que superan en tamaño a nuestros imponentes templos. Son ellos, los gigantes de color gris y azul que no dejan de verse enormes aunque se acerquen al horizonte… Ya vienen. Y es por mí. Casi cien veranos han transcurrido en mi piel, y el momento de pisar otros pastos, beber otra agua y respirar otro aire al fin ha llegado. Mis nietos, ignorantes del ciclo del sol, se aferran a mis manos y farfullan plegarias, apesadumbrados. Mis hijos varones reniegan de los dioses por lo bajo; algunos maldicen la vol...

Teyolîtectiliztli

Hoy no veo poesía a mi alrededor. No me enerva el perfume de las flores ni me maravilla el canto del cenzontle. No me atrae la belleza del amanecer. Tampoco generan emoción en mí la risa de los niños o las dulces voces de las doncellas. Hoy no veo poesía en ninguna parte. Quizá todas las flores se han marchitado. Tal vez todos los sueños se hicieron polvo y volvieron a la tierra suelta. ¡No sé! Y me enfurece no saber. ¿A dónde han ido los colores y las canciones? ¿Por qué han dejado de pasear las estrellas por el firmamento? ¿Es que el mundo se ha vuelto loco? ¿O seré yo quién ha perdido la razón? Echo a andar por el palacio y no veo nada que me devuelva la inspiración. Solo me rodea la arrogancia del hombre, que se envanece transformando la piedra vulgar en escultura ejemplar.  Sin importar a donde mire, la influencia terrenal domina la escena, recordándome – muy a mi pesar– que vivo y moriré en un burdo mundo material. ¿Dónde están los dioses que dieron forma al ...

La noche en que el león conoció al jaguar

<<México-Tenochtitlan, 30 de Junio de 1520>> Regimientos completos de hombres blancos y guerreros texcaltecas huían en desbandada por las calles de Tenochtitlan. Presas del pánico y el miedo, corrían despavoridos en dirección hacia Tlacopan, donde esperaban reagruparse para efectuar la más cobarde de las retiradas. Mi madre nos permitió observar el intento de escape de los farsantes pálidos desde una de las ventanas de nuestra casa. Ella misma se permitió arrojar algunas piedras durante el caos reinante de aquella cálida noche. Recuerdo que mi hermano y yo reímos cuando una de esas rocas le pegó en la cabeza a una de sus enormes bestias de largas patas. El hombre que montaba a aquel monstruo cayó estrepitosamente al suelo. Intentó levantarse, pero jamás lo logró. Uno de nuestros nobles Cuauhpilli descendió sobre él y le atravesó la garganta con su lanza. El hombre blanco ni siquiera pudo dar un último aullido de dolor. Tan pronto como su cuerpo dejó de respirar...