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Timikis ika yolchikawalis

 Timikis ika yolchikawalis -Tenochtitlan, 30 de Junio de 1520- Es de noche, llueve a cántaros, y aún así, estoy sudando a mares… Quizá se trata de mi imaginación, pero me parece que en este momento hay enemigos en todas partes; felinos, águilas, perros aulladores… por donde sea hay mejicas emplumados con lanzas y macanas ondeando por lo alto. Los indios aliados de Texcala corren más rápido que nosotros, pero es porque son tontos y no cargan consigo nada de oro. ¡Ingratos! ¿Por qué no ayudan a los buenos castellanos a cargar con las riquezas que Montezuma nos ha regalado? ¡Pero qué fuerte sopla el viento! El frío me ha entumecido la cara, pero por alguna razón, no dejo de sudar… Más de una vez me han atacado, pero ni una sola de ellas me he quedado a pelear: vale más la pena salir de aquí forrados de oro que cargados de gallardía y honor... Sigue leyendo en: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=4039274619416768&id=552431581434440

Evidencias

—Por última vez, Sofía: ¡NADIE TE PUEDE AYUDAR EN CLASE! —Maestra, no sé de qué habla… —¡No me quieras ver la cara de tonta! Estoy viendo en la pantalla como tu mamá te dice las respuestas al oído cada vez que participas… —Maestra Isaura, de verdad, no tengo idea de… —¡SUFICIENTE! Hoy no te recibo evidencias y mañana no puedes conectarte a clase hasta que tu madre y yo tengamos una video conferencia… ¿Está claro? Silencio. Solo un zumbido casi imperceptible se hace presente en los audífonos de diadema de la licenciada Isaura Vazquez. Tras casi veinte años de dar clases en segundo y tercer año de secundaria, es la primera vez que pierde el control frente al grupo. Sabedora de que quizá se ha sobrepasado en esta ocasión, busca respirar hondo para recuperar el temple. No lo logra; la fría imagen de la mamá de Sofía mirándola desde uno de los diminutos cuadros de la pantalla de su computadora simplemente le hace perder la paciencia. ¿Será ese corte de cabello tan pasado de moda? ¿O tal vez