–¡Qué el acusado suba al estrado! – exclamó el juez, con voz ronca y determinada. Adán fue empujado con violencia hacia el banquillo de los acusados, y trastabilló sin querer en el primer escalón. Las risas no se hicieron esperar. Estaba claro que los asistentes al proceso no estaban de su lado. Con la respiración entrecortada y el rostro cubierto por una bolsa negra de plástico, Adán intentaba deducir qué estaba ocurriendo a su alrededor. Nadie le decía nada, y cada pregunta que pretendía hacer era interrumpida por un golpe seco o un espeso escupitajo. Quizá el “juez” le revelara algo cuando por fin alcanzara el estrado… –Tranquilo, amigo. Te acompañaré durante todo el juicio. No te prometo la victoria –de hecho, tendremos suerte si salimos de aquí con vida– pero si te juro que te defenderé hasta el último aliento. –¿Quién carajo eres tú? –preguntó Adán, confundido. –Tu abogado. –¿En serio? ¿Y cómo te llamas? –Magnus. –¡Tienes que estar bromeando! – exclamó–. Magnus es el ...
Sitio oficial de J.D. Abrego "Viento del Sur". Aquí encontrarás todos mis cuentos y noticias sobre mis libros. Visita mi página de FB LosCuentosDeVientoDelSur para leer mis poemas y frases.